Un estudio clandestino de los bioterroristas desatará el Apocalipsis Z

SINOPSIS

Un grupo de militares altamente cualificados ha sido llamado para aclarar y solucionar un sospechoso caso de bioterrorismo en Afganistán. Sus pasos llegarán hasta una ciudad del país, Qandahar, en la cual se vieron los terroristas por última vez. Sería sencillo. Entrar, sacar a los terroristas y destapar toda la trama; pero a sus espaldas el ser humano está siendo sacudido por el peor captor jamás pensado: el propio ser humano, sediento de carne humana con vida.

(XII) PARTE I: Contacto

CAMPO DE TIRO-Centro Militar Estratégico. Kabul (Afganistán). 03.00 horas

Habían estado en la armería y habían cargado hasta los dientes. Estaban preparados para una guerra en toda regla, y aunque era exagerado para lo que iban a hacer, los terroristas siempre guardan un as en la manga. Steve había borrado por una vez los ordenadores de su cabeza y había contemplado la verdadera belleza de tener un arma diferente a una pistola en la mano. Pesaba, casi no podía con el peso, y se imaginaba el fuerte retroceso de los fusiles. Imaginaba que volaría metros atrás cuando apretara el gatillo de una escopeta Spas-12, una escopeta semi-automática que arrasa allá donde disparas. Con su capacidad interior de hasta 8 cartuchos es devastadora a distancias de varios metros destrozando a cualquiera que se ponga delante de esta maravilla. Al ser una escopeta muy grande es ideal que este modelo disponga de culata firme y solida pero retráctil. Cargaron con su M4 que tenía adaptada una escopeta bajo el cañón del fusil, su casco, su chaleco, un cuchillo de combate y una ristra de granadas de mano, colgadas en el cinturón. Estaban preparados.

En la arena estaba el teniente Hopkins acompañado de la doctora O´donell, que iba vestida con la misma vestimenta que los soldados. Chuck, a medida que se acercaban soltó alguna carcajada seguida de algún comentario machista fuera de lugar. Algunos se rieron.

-Ya no soy la única mujer en este embrollo-dijo Shu, entusiasmada.

-Así es-dijo Hopkins. Las ojeras parecían verdaderos hoyos llenos de penumbras-. La doctora les acompañará en su trabajo. Deberán protegerla con su vida, debe recoger muestras, datos, todo lo que nos pueda servir en lo referente al arma bioterrorista. Es su bebé, cuídenla como lo harían con el suyo.

Lucas perdió la mirada en el suelo. Recordaba ahora más que nunca a su pequeña Angy, la echaba de menos, a ella y a su mujer, Ana. Ya miraría con más tranquilidad su teléfono móvil, pero se temía que aún no habían recuperado la cobertura, ya que hacía siglos que no escuchaba la sintonía de un móvil.

-No me queda nada más que contarles. El vehículo está preparado, ustedes también. Les estaremos vigilando, pase lo que pase, tengan cuidado y avisen de irregularidades-sentenció el teniente.

-Todo son irregularidades-susurró Orlando.

-¿Alguna cuestión, soldado?-preguntó Hopkins, que oyó el susurro del mexicano.
Orlando negó con la mano. El mexicano y todos se dirigieron hasta el vehículo. Chuck conduciría, Lucas iría de copiloto. Los demás irían detrás, en la cabina.

-¡Allá vamos, cabrones!-gritó Chuck, justo después de oír el rugido de la camioneta. Pisó el acelerador, y tras un estruendo y un olor a gasolina, empezaron a alejarse.
Salieron por unas puertas metálicas que estaban en el muro de cinco metros que separaba el interior del exterior. Sólo podían abrirse desde dentro y gracias a un panel que estaba cerca de la puerta de la derecha.

Lucas, a pesar del tambaleo que conllevaba circular por arena del desierto, pudo ver la figura del teniente de espaldas, que se iba a adentrar en el centro. Justo cuando estaba cerca de la puerta, éstas se abrieron. Unos soldados, que llevaban un pequeño portátil se abalanzaron sobre él. Casi le pusieron las pantallas en la cara. La visión se estaba reduciendo; tras de ellos se cerraban las puertas del campo. Era una despedida. Otra triste despedida.


El teniente había estado en muchas misiones contra terroristas; pero sin duda alguna aquella situación lo estaba sacando de sus casillas. Nunca, a lo largo de su vida se había notado con las manos tan fuertemente atadas. No tenían nada, y les estaban atacando indirectamente. Además, cuando ya sólo tenía en la cabeza el poder irse a la cama a descansar aparecieron ante sí dos soldados con cara de inquietud. Uno de ellos llevaba un pequeño portátil blanco encendido.

-¡Señor!-dijeron ambos, y saludaron a la vez.

-¿Qué ocurre?

-Hemos recibido las últimas fotografías del satélite de Qandahar de hace tres horas. Juzgue usted mismo-le dijo el soldado que tenía el ordenador, y le orientó la pantalla luminosa en su cara.

No podía dar crédito. Humo, explosiones, coches estrellados contra postes y casas, gente tirada en medio de la carretera y donde no es la carretera…,¿muertos?. No, también había gente viva, gente que corría. Muchos empezaron a salir de la ciudad. Otros se perseguían. En otro momento habría buscado un nombre mejor para la fotografía; pero se le vino a la cabeza la palabra: CAOS. Miró hacia atrás, absorto, y las puertas ya habían cerrado.

“¿Es demasiado tarde?”, pensó. “Debería detenerlos”, se dijo. De repente recordó las palabras de la asiática: “¿A qué precio?”. Se debatió rápidamente en que debía hacer. Estaba cansado. Quería soluciones. Soluciones. “¿A qué precio?”, le sacudió de nuevo la voz del soldado… “Al que haga falta”, se dijo.

El teniente se volvió y se adentró en el centro, seguido de los otros dos soldados.

Continúa...

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A los fans del género, en especial, y a todos en general...

Espero que os esté agradando la novela. Me entretiene mucho escribir, y creo que la mejor manera de ver si a uno se le da bien es haciendolo. Por ello, aquí os he puesto a vuestra disposición mi primera novela de terror, donde plasmo mi verdadera satisfacción por los zombies.
La valoración de público es lo más importante a la hora de sacar adelante un proyecto, así que lo dejo en vuestras manos. Espero que colaboreis.

Atentamente, Fer.


Un pequeño GRAN empujón...

Desde Amanecer Zombie, NEO ha tenido la grandiosa idea de hacer una entrada donde incluye a autores independientes, como mi caso y otros amigos (Plaguelanders, es un claro ejemplo), denominado "Especial Relatos Zombies V 1.0". No lo dudéis, entrar y conocer otras historias. Es una ayuda muy importante, una iniciativa que se valora pero mucho.

¡¡Gracias!!

"Sin palabras"

Un estudioso, es más, un profesor de la prestigiosa Universidad de Harvard, el Dr. Steven C. Schlozman de la escuela de Medicina, no duda de que pueda darse en algun momento un Apocalipsis Z.
Enlace: http://trabucle.com/profesor-de-harvard-un-apocalipsis-zombie-podria-ser-posible/