Un estudio clandestino de los bioterroristas desatará el Apocalipsis Z

SINOPSIS

Un grupo de militares altamente cualificados ha sido llamado para aclarar y solucionar un sospechoso caso de bioterrorismo en Afganistán. Sus pasos llegarán hasta una ciudad del país, Qandahar, en la cual se vieron los terroristas por última vez. Sería sencillo. Entrar, sacar a los terroristas y destapar toda la trama; pero a sus espaldas el ser humano está siendo sacudido por el peor captor jamás pensado: el propio ser humano, sediento de carne humana con vida.

(XII) PARTE II: El Principio del Fin. Apocalipsis.

Rescate

05:00

Con el pitido de su reloj, la cuenta atrás empezó para los soldados. Lucas había preparado el cronómetro y el tiempo iba en contra suya. Miraron a su alrededor unas cuantas veces asegurando que no había ningún infectado. Una vez confirmado y seguros de ello, empezaron a bajar las escaleras de la entrada de la mezquita. Carlos creía estar soñando cuando vio ante sus ojos confirmada la exageración que había dicho Lucas dentro de la mezquita. Miles de infectados estaban agolpados alrededor de una ambulancia que estaba volcada. Muchos de esos seres se iban desprendiendo de la muchedumbre y se volvían a dispersar por Qandahar buscando nuevas presas. Lucas le dio un pequeño golpe en la espalda y se puso a andar por delante de Carlos. Tras eso, el soldado reaccionó y siguió a Lucas arrepintiéndose de haber salido.

04: 30

Pasaron por el charco de sangre negruzca, ya coagulada de Orlando, y vieron junto a él, las armas del mexicano. Las necesitaban; pero el tiempo era oro, y por ello no las cogieron.

Corrieron justo por donde Lucas había llegado a la mezquita: por detrás de los edificios, pasando de largo la plaza donde estaba la muchedumbre hambrienta. Al torcer la esquina miraron en detalle. Después continuaron caminando. Carlos, que había liderado la marcha, miraba hacia todos los lados. Lucas también lo hacía; pero además, también lo hacía hacia atrás.

Cuando fueron a pasar un bloque de pisos, Lucas chocó contra el cuerpo totalmente frenado de Carlos, que estaba muy tenso y sudaba excesivamente.

-¿Qué te pasa, Carlos?-le preguntó Lucas casi susurrando.

-Na.., nada-le dijo al rato.

Lucas no pudo ver su cara, pero su excesiva sudoración y su tambaleo al andar no denotaban que estuviera bien. Cuando Lucas se aproximó más rápido hacia él para interrogarle acerca de su estado de salud, el soldado exclamó, impresionado:

-¡Tiene que ser ahí!-indicaba señalando hacia un lugar no muy lejos.

Carlos empezó a correr, algo forzado, alejándose de las casas. Lucas le persiguió, sin dudar en cada paso que algo estaba pasándole a su amigo.

04:00

Habían llegado al borde de una cuesta de arena extremadamente inclinada. Se asomaron y confirmaron su peligrosa inclinación.

-¡Esto complica las cosas!-exclamó Lucas, enojado.

-Lo importante es salvar al novato, nada más-al decir lo último tosió.

Lucas pudo ver a su amigo muy desmejorado, con gotas de sudor que rebosaban de su frente y un estado de palidez temprano pero marcado. De repente, Lucas oyó movimiento desde debajo de la cuesta. Miró en la dirección y vio como un cuerpo, de lo que parecía un hombre, se movía. Estaba totalmente lleno de polvo en su ropa, con lo cual no detallaba quien era. Lucas le indicó a Carlos la dirección del cuerpo y ambos miraron con mayor atención. El hombre levantó la cabeza y la movió hacia los lados, como buscando. A su lado había un infectado con el cuello roto, cubierto por un charco de su propia sangre coagulada.

Se acercaron hacia la zona. Entonces fue cuando vieron que se trataba de Steve, que apenas se podía mover. Sin dudarlo, empezaron a bajar.

03:30

Fueron arrastrándose por la cuesta de arena prácticamente agachados. Mientras bajaban, vieron como Steve dejó de moverse, con el fin de no llamar la atención a los infectados que podrían estar acercándose. Llegaron a tierra llana y vieron que todo estaba tranquilo. Se acercaron al joven soldado tirado en el suelo y le llamaron:

-¡Steve, somos nosotros!-le susurró Lucas.

Steve no tardó ni un segundo en levantar la cabeza y mirar a sus amigos. En ese instante, el joven sintió una paz interior que nunca en su vida había sentido. Él mismo lo describiría como cuando los bomberos te sacan de la habitación que se está quemando, y en la cual te encuentras encerrado. Eran sus salvadores, sus ángeles de la guarda.

Ambos se agacharon a agarrarle, y con todas sus fuerzas le ayudaron a incorporarse. El joven se dolía de cualquier parte del cuerpo y estaba en mal estado físico. Tenía una brecha en la barbilla y en la ceja, y magulladuras importantes en brazos y piernas. Su traje se había rajado por muchos lados y estaba muy deteriorado.
Bajo su cara llena de polvo encontraron una sonrisa amigable, y eso les dio esperanzas para seguir adelante. Steve no les dijo nada, pero estaba claro que no podía valerse por sí mismo para moverse, con lo cual, entre ambos le ayudaron.

02:30

Como cargaban con el ingeniero no podrían subir la cuesta debido a su inclinación. Lucas vio a lo lejos unas escaleras de cemento que les servirían para volver a arriba. Aceleraron el paso, pues cada minuto les separaba de una salvación segura.
Cuando ya estaban a punto de subir las escaleras, un infectado llegó de la nada a toda prisa por detrás, sin que los demás se dieran cuenta, y se lanzó sobre Lucas. Ambos cayeron al suelo y forcejearon. Carlos soltó a Steve, que cayó de rodillas al no poder mantenerse en pie. Sin dudarlo, Carlos le asestó una fortísima patada en el costado y el infectado soltó a Lucas.

-¡Id subiendo!-les gritó.

Lucas asintió, se levantó, cogió a Steve y lentamente empezaron a subir las escaleras. Los gritos coléricos que estaba soltando el infectado eran de una intensidad enorme, lo cual atraería a los demás en muy poco tiempo.

Carlos le tenía atrapado por la cabeza, y a pesar de las acometidas y sus movimientos incesantes para intentar zafarse, no lo conseguía. Entonces Carlos empezó a oír cientos de pasos a sus espaldas, seguidos de alaridos muy fuertes. Ese momento en que se distrajo fue decisivo para que el infectado le venciera en cuanto a fuerza se supone y se llevara un dedo de la mano a su boca. Como un muerto de hambre, el infectado mordía el dedo de Carlos, que sufría en sus carnes la fuerte acometida de la mandíbula predadora del caníbal. No era muy consciente de la gravedad que el ataque le suponía, y es que su hueso estaba haciéndose añicos bajo la fuerza de su mandíbula, y cada vez estaba más lejos de estar en su sitio colocado. Carlos continuaba gritando, y prosiguió ya después de que el infectado le arrancara el dedo de un mordisco. El madrileño, sufriendo del dolor y a la vez enfurecido, agarró mejor el cráneo y se lo retorció. El infectado cayó al suelo al instante, sin llegar a degustar del todo su ansioso manjar. Mareado ahora más que nunca y desangrándose, corrió hasta las escaleras, sabiendo que tenía prácticamente encima a cientos de infectados que salieron del bosque.

01:50

Lucas estaba arriba con Steve, y efectivamente, los alaridos del infectado habían atraído a un grupo extenso de infectados, que se acercaban ávidos de carne humana. Había oído los gritos de Carlos, y a pesar de que deseaba volver a ayudarle, no podía hacer todo lo que pretendía. Con un brazo agarraba a Steve, quien andaba lentamente, arrastrando los pies. Con el otro brazo agarraba la M4, y con todas sus fuerzas la mantenía levantada por delante de su cuerpo. Empezó a lanzar ráfagas a los infectados que se iban acercando. Con el peso del arma y el estado de nervios que tenía, acertaba a la cabeza, pero tardaba demasiado.

-¡Vamos, corred a la mezquita!-les gritó Carlos, que se aproximaba a toda prisa por las escaleras, con la mano dañada apoyada en el pecho y sujetando con la otra su pistola. Su traje estaba siendo bañado por una enorme marca carmesí que crecía incesante.

Lucas, al verlo en tan mal estado se estremeció al completo. A pesar de ello, continuó andando con Steve. Carlos se topó con los infectados que iban a por los otros dos; aún así, no dudaron en cambiar de objetivo en cuanto le vieron. Sin dudarlo, abrió fuego acertando en el cráneo de todos los que se iban acercando. Tras quitarse unos cuantos de encima corrió detrás de Lucas y Steve, tambaleándose de un lado a otro. Mientras, los infectados que se aproximaban de las inmediaciones, intentaban trepar la cuesta, aunque los resultados no eran satisfactorios.

01:10

Lucas y Steve estaban llegando a la última casa del camino. Cuando la torcieran, deberían andar un poco más y ya estarían en la mezquita. Lucas no sabía el tiempo que les quedaba; pero debían llegar en el tiempo prometido a toda costa.
Carlos les seguía desde atrás, aunque su vista empezaba a estar nublada. Notaba como su interior estaba ardiendo, como si la sangre que le bañaba las venas llevara fuego. El pecho le ardía y sudaba mucho. Seguía corriendo y tambaleándose a la vez, y en cada segundo que pasaba veía más cercano el suelo. Finalmente cayó de bruces. Los últimos segundos de su vida humana fueron los más tranquilos. Vio los pies de los infectados que le pasaron por los lados y por encima. Yo no le querían, no le buscaban a él ahora, tal vez fuera porque sabían que dentro de poco tendrían consigo a otro más en sus filas. Por fin, murió.

00:50

Lucas se volvió, arriesgando. Su vida en ese momento se resquebrajó al completo cuando vio a su mejor amigo tendido en el suelo, siendo pisoteado por los cientos de infectados que venían por detrás. No podía volver. Con los ojos empapados en lágrimas, torció la esquina e involuntariamente dio unos pasos hacia atrás, aterrorizado por la enorme cantidad de infectados que venían de frente.

Steve, respiraba a un ritmo frenético, y le gritaba al madrileño una y otra vez que iban a morir, seguido de sollozos. Lucas, rápidamente, dejó a Steve en el suelo. Agarró dos granadas de su mochila, quitó el casquillo y lanzó una a cada lado. Seguidamente, se agachó sobre Steve y esperó, contando en voz baja los segundos en su cabeza. No sabía si las granadas explotarían a tiempo, no sabía si ya tenían encima a los infectados, sólo oía pasos, alaridos…, y un fuerte estruendo se extendió dejándolo sordo por unos instantes. En el momento de la explosión, rocas, tierra, polvo y escombros de edificio volaron por los aires, además de pedazos del cuerpo de los infectados, y también los infectados al completo, totalmente reventados por dentro. Lucas, que estaba agarrado fuertemente sobre Steve, sintió un vendaval muy fuerte sobre sí, que lo movió unos metros, separándolo del ingeniero.
Lucas, sacudiéndose la cara del polvo que lo había cubierto, y aún sin oír prácticamente nada, se incorporó. Muy cerca había un brazo arrancado de cuajo a la altura del codo. A su otro lado, una pierna. Torsos, cabezas, partes del cuerpo apenas reconocibles por sí solas estando separadas del esqueleto. El escenario era un espectáculo de sangre, vísceras y miembros amputados por doquier. Entre la humareda que se levantó tenía la visión muy reducida, pero pudo ver a Steve, que se movía un poco, tirado en el suelo. Cuando se acercó lo vio tendido, totalmente desorientado. No oía prácticamente nada, solamente algún alarido muy bajo, lo cual no representaba lo que ocurría en realidad.

Lucas agarró a Steve de las axilas y le levantó. Steve se meneó intentando zafarse, ya que no pudo ver quien le cogía. En ese momento, el suelo empezó a temblar bajo sus pies. Miró hacia la izquierda y vio que el edificio de al lado había sufrido un fuerte impacto en la explosión. Parte del lateral del edificio se había venido abajo y al parecer, la explosión había afectado a los muros de carga, pues se estaba derrumbando. Al ver esto, Lucas aceleró la marcha, sintiendo el nerviosismo por su respiración acelerada. Desorientados, fueron corriendo por entre la humareda intentando escapar ahora del edificio que se les venía encima. Por su camino se encontró con más restos humanos, incluso algún infectado sin piernas les frenó al agarrarlos de sus extremidades.

00:15

Poco a poco, Lucas fue recuperando la audición, y preferiría no haberla hecho. Como un demonio, el suelo rugía y las paredes del edificio se rajaban de arriba abajo emitiendo un sonido desalentador. Oía fuertes impactos de escombros a sus espaldas; pero no podían mirar atrás, no podían perder ni un segundo, es más, sabían que era muy difícil salir de su situación, aunque no perderían la esperanza.

00:10

Continuaban entre la humareda y la escena de miembros e infectados vivos pero inmovilizados se repetía. Lucas, con cada choque fortuito contra algún infectado desorientado soltaba algún que otro improperio, acompañado del llanto del débil soldado pelirrojo. Lucas sentía que un oído no había recuperado la audición al completo y notaba como la iba perdiendo más. Además, notaba como la sangre difundía desde el interior del pabellón auditivo. A pesar de su reducida capacidad de escucha pudo oír disparos cercanos. Con un sorbo de esperanza, aceleraron la marcha y la humareda empezó a quedarse atrás.

00:00

Continúa...

2 comentarios:

irakolvenik dijo...

Guau! Esta entrada ha sido tremendamente intensa! Acción a contrarreloj, me encanta la sensación de urgencia que le has dado. Me da un poco de pena lo de Carlos, pero lo cierto es que era esperable. Quiero decir, cuando vi en la entrada anterior que se encontraba mal y que tenía arañazos, era de suponer que se había contagiado, así que no había mucha esperanza para él...

Lo dicho, gran entrada. Un saludo ^^

Fer dijo...

Me alegro que te haya llegado a parecer intensa. Me encanta que me leas, que me comentes, es muy enriquecedor, y de verdad se agradece, ya que ayuda a darse cuenta que la literatura es un arte que te hace ser feliz cuando te lo valoran. Gracias.
En cuanto a la entrada, el pobre Carlos tenía las horas contadas, lo único que hizo fue acelerar lo imparable. Tal vez lo hizo porque sabía su final, o fue todo acontecimientos catastróficos sin más? jajaja

Un saludo!!

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A los fans del género, en especial, y a todos en general...

Espero que os esté agradando la novela. Me entretiene mucho escribir, y creo que la mejor manera de ver si a uno se le da bien es haciendolo. Por ello, aquí os he puesto a vuestra disposición mi primera novela de terror, donde plasmo mi verdadera satisfacción por los zombies.
La valoración de público es lo más importante a la hora de sacar adelante un proyecto, así que lo dejo en vuestras manos. Espero que colaboreis.

Atentamente, Fer.


Un pequeño GRAN empujón...

Desde Amanecer Zombie, NEO ha tenido la grandiosa idea de hacer una entrada donde incluye a autores independientes, como mi caso y otros amigos (Plaguelanders, es un claro ejemplo), denominado "Especial Relatos Zombies V 1.0". No lo dudéis, entrar y conocer otras historias. Es una ayuda muy importante, una iniciativa que se valora pero mucho.

¡¡Gracias!!

"Sin palabras"

Un estudioso, es más, un profesor de la prestigiosa Universidad de Harvard, el Dr. Steven C. Schlozman de la escuela de Medicina, no duda de que pueda darse en algun momento un Apocalipsis Z.
Enlace: http://trabucle.com/profesor-de-harvard-un-apocalipsis-zombie-podria-ser-posible/