Un estudio clandestino de los bioterroristas desatará el Apocalipsis Z

SINOPSIS

Un grupo de militares altamente cualificados ha sido llamado para aclarar y solucionar un sospechoso caso de bioterrorismo en Afganistán. Sus pasos llegarán hasta una ciudad del país, Qandahar, en la cual se vieron los terroristas por última vez. Sería sencillo. Entrar, sacar a los terroristas y destapar toda la trama; pero a sus espaldas el ser humano está siendo sacudido por el peor captor jamás pensado: el propio ser humano, sediento de carne humana con vida.

(XIII) PARTE II: El Principio del Fin. Apocalipsis.

00:00

El tiempo había acabado. Aún así, cuando ambos salieron de la cortina de polvo, vieron cerca las escaleras de la mezquita. Muy cerca de la puerta, pero desde afuera de la mezquita, estaba Chuck, disparando a bocajarro entre ceja y ceja a los infectados que se acercaban. Shu, con una pierna dentro y otra fuera, disparaba ráfagas, ayudando al noruego.

Lucas, al verlos sintió bienestar. Pero muy poco duró su tranquilidad, ya que desde el lado se acercaba un infectado a una velocidad vertiginosa. Chuck, al verlo, se dispuso a ayudar; golpeó con el codo a un infectado que tenía cerca y lo redujo. Corrió escaleras abajo y sin parar disparó al infectado. No acertó en la cabeza, acertó en el cuello; pero gracias a ello, el infectado se frenó, dio un giro de 180˚ y se quedó con el cuerpo tenso.

-¡Vamos, Lucas!-gritaba Chuck, dejándose la voz.

Lucas volvió en sí y reanudó la marcha, con Steve agarrado. En poco tiempo adelantó a Chuck, que se quedó mediando con los infectados que se acercaban. El noruego se estaba quedando sin munición, lo cual les ponía en un aprieto; tenía cargadores pero no tenía tiempo para cargar el revólver. Mientras subía las escaleras lanzó una patada a un infectado que cayó rodando y se llevó consigo a otros que le seguían detrás. Disparó dos veces más y continuó corriendo detrás de los dos soldados. Empujó a otro que se estaba echando encima de Lucas y Steve, y después se vio ayudado por la asiática, que disparaba a la vez que gritaba. Lucas y Steve se adentraron en la mezquita, mientras Shu y Chuck contenían los furiosos de afuera.

-¡Entra ya, Shu!-le ordenó Chuck gritando por encima del jaleo.

Shu asintió. Empezó a retroceder sin dejar de disparar. Finalmente entró. Chuck la siguió muy de cerca. Pero cuando estaba a punto de entrar, giró la cabeza y vio a Orlando, con la ropa hecha jirones, ensangrentada, que le miraba con los ojos inyectados en sangre y movía los mofletes a una velocidad fulminante debido a su respiración acelerada. Por un momento se quedó petrificado, pero reaccionó rápido y apuntó. Cuando llevó hasta el final el gatillo sonó un clic.

“¡Mierda!”, se dijo el noruego.

Entonces Orlando se lanzó a por él. Rápidamente dribló el ataque, aunque el mexicano le apresó de la mochila y le lanzaba hacia atrás con una fuerza inmensa. Frenético, quitó los broches de la mochila y salió disparado hacia delante como fenómeno de acción-reacción. Orlando hizo lo mismo, a diferencia de que fue en sentido contrario. Chuck no perdió el equilibrio y entró en la mezquita. En ese momento, el edificio siniestrado por la explosión se vino abajo levantando un estruendo tremendo, junto con olas enormes de polvo y lluvia de escombros.

Cuando Chuck estaba dentro de la mezquita, Shu y Lucas movieron la puerta para cerrarla. Sin dudarlo, Chuck se sumó a la acción, aunque estaba sofocado. En el exterior había miles de infectados, muchos habían logrado llegar a la puerta. Por ello, la puerta no podía ser cerrada ya que los brazos de los infectados que habían llegado más lejos se habían metido por el espacio abierto. Los brazos se iban multiplicando por segundos, y presionaban con muchísima fuerza en dirección contraria a la de los soldados. Los doblaban en número, su fuerza era mayor, con lo cual terminarían entrando.

-¡Doctora, ayúdenos!-le rogaba Lucas a Samantha.

La doctora, presa del pánico de la situación, se había alejado lo más posible de la puerta, refugiándose en una esquina. Los soldados empujaban con todas sus fuerzas, aunque notaban que nada merecía la pena ya que la puerta estaba cediendo. Los alaridos coléricos del exterior se multiplicaban, al igual que los golpes y la fuerza contra la que luchaban los soldados.

-No podemos hacer más, joder-gritaba Shu, empujando con más fuerza.

-No os rindáis-les apoyaba Lucas. Los nervios estaban empezando a atacarle.

La doctora, a la cual le temblaba todo el cuerpo, retrocedía más y más pensando que así podría salvarse. De repente, oyó bajo sus pies el crujir de madera. Miró hacia el suelo. Había una alfombra árabe. Pisó aposta con fuerza y oyó más fuerte el sonido de madera cuando el suelo era de cemento. Histérica porque los soldados ya no podían más, se agachó y levantó la alfombra. Ante sus ojos apareció la salvación. Una trampilla en el suelo que parecía estar abierta. Agarró la cuerda y tiró hacia arriba, dejando abierto el camino que les salvaría la vida…, por el momento.
-¡Hay salida! ¡Salida!-les gritaba la doctora dando saltos de alegría.

Los soldados luchaban con todas sus fuerzas por cerrar la puerta, pero ya era algo imposible. Unos cuantos infectados empezaron a meter medio cuerpo dentro de la mezquita, con lo cual ya no tenían mucho más que retrasar. Lo doctora les gritaba una y otra vez que había encontrado una salida, pero el jaleo impedía que les llegara lo que les decía. Por ello, empezó a correr hacia la puerta, venciendo su pánico. Se paró de llenó cuando vio a Orlando con la mitad del cuerpo dentro de la mezquita. El mexicano abría y cerraba su boca, y meneaba los brazos en todas las direcciones.

-¡Doctora, ayúdenos, maldita sea!-le gritó Chuck.

Samantha reacción y les comunicó:

-¡He encontrado una trampilla! ¡Es nuestra única salida!-tras eso, se dispuso a coger a Steve, y ambos empezaron a andar hacia donde estaba su salvación.

-¡Muy bien, Shu, corre!-dijo Lucas empujando con fuerzas titánicas.

-No, estoy harta de que me tratéis como a una niña por el simple hecho de ser mujer. Ve tú, estás herido. ¡Vamos!

Lucas vio como la asiática empujaba con más fuerza aún y fue entonces cuando empezó a correr siguiendo a la doctora.

-¡Vamos, Shu, ahora tú!-dictaminó Chuck.

La puerta empezó a ceder, tanto que Orlando y otro infectado llegaron a entrar. Shu al ver a su compañero notó que el corazón le daba un vuelco. Sintió mucha pena al verlo como era ahora.

-¡Dispara!-bramaba el noruego viendo que sus fuerzas eran superadas con creces.
Oponiéndose a sus sentimientos, Shu empezó a disparar a los dos infectados que se colaron en la mezquita. Uno cayó al instante. Orlando exclusivamente recibió un par de disparos en el pecho. Entonces, la asiática volvió a disparar y esta vez no falló. Una ráfaga plantó la cara del mexicano de agujeros de bala, que supuraban sangre. Seguidamente, empezaron a entrar más.

-¡Vamos, Chuck!-llamó Shu al noruego.

Rápidamente, el noruego soltó la puerta, la cual se estampó contra la pared, haciendo que cayeran directos contra el suelo los infectados que presionaban desde el otro lado. Chuck corrió como un energúmeno, dejando detrás a Shu, que disparaba a los infectados que se acercaban iracundos y hambrientos.

-¡Corre, Chuck, corre!-gritaba espantada Shu desde detrás.

Los infectados se empezaron a extender por la mezquita como el agua en un recipiente. Se tropezaban y volvían a levantarse rápidamente, ya que no querían perder sus presas.

Chuck vio cómo Lucas iba bajando por la abertura del suelo. Lucas al ver la cruda situación que tenían les avisó:

-¡No tiene mucha distancia al suelo! ¡Tiraros de golpe!-y despareció en el subterráneo.

Chuck iba llegando a la abertura cuando vio que tenía prácticamente encima a los infectados por un lateral. Miró hacia atrás y vio que venía Shu. Se paró y asestó un puñetazo a una mujer llena de ira que se acercaba. Shu le miró por la locura que estaba haciendo y le gritó que siguiera. En poco tiempo, los infectados estaban rodeándoles. Shu a una distancia prudencial se deslizó por el suelo y entró de golpe en la abertura. Chuck abatió a golpes un par de infectados más y corrió hacia la abertura del suelo. A un ritmo desorbitado, se agachó y empezó a bajar por las escaleras. Agarró la cuerda y empezó a cerrar la trampilla por encima de su cabeza. Le faltó muy poco para que un infectado le mordiera la mano en su intento por cerrar la trampilla. Al cerrar con tanta fuerza, la cabeza del infectado fue aplastada y murió al instante. Como le obstaculizaba el cerrar, apartó la cabeza destrozada y cerró al final con cierta dificultad por los infectados que los buscaban arriba.

Continúa...

6 comentarios:

irakolvenik dijo...

Ya era hora de que la doctora hiciera algo de provecho... Por otra parte, entiendo que Chuck quiera proteger a Shu, pero lo cierto es que creo que ella puede cuidarse sola perfectamente.

Un saludo! ^^

Fer dijo...

Tienes toda la razón, además, siendo solado Shu tiene suficiente valor para eso y más, pero el institno puro del hombre de proteger a la mujer es universal, y Chuck lo cumple como buen señor que es. La doctora tendrá que espabilar si quiere ganarse el respeto de los demás...

Un saludo y gracias!!

Tom Zeta dijo...

Me he dado un garbeo y me gusta lo que he visto. Comenzaré por el principio y ya te contaré. Un saludo

Fer dijo...

Bienvenido Tom Zeta, espero buenas opiniones, jaja.
Un saludo!!

angel dijo...

noooo,ya llegue al limite de donde vas escribiendo,creo ke ahora solo queda esperar,y esa doctora...porfin hizo algo bueno aunque no remedia ke por su culpa orlando se haya muerto.

saludos!

Fer dijo...

Bienvenido, angel!!
La doctora será un personaje de los que no se olvidan...
No te preocupes, no tarderé en poner otra entrada, aunque si es verdad que tengo poco tiempo ultimamente.

Un saludo!!

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A los fans del género, en especial, y a todos en general...

Espero que os esté agradando la novela. Me entretiene mucho escribir, y creo que la mejor manera de ver si a uno se le da bien es haciendolo. Por ello, aquí os he puesto a vuestra disposición mi primera novela de terror, donde plasmo mi verdadera satisfacción por los zombies.
La valoración de público es lo más importante a la hora de sacar adelante un proyecto, así que lo dejo en vuestras manos. Espero que colaboreis.

Atentamente, Fer.


Un pequeño GRAN empujón...

Desde Amanecer Zombie, NEO ha tenido la grandiosa idea de hacer una entrada donde incluye a autores independientes, como mi caso y otros amigos (Plaguelanders, es un claro ejemplo), denominado "Especial Relatos Zombies V 1.0". No lo dudéis, entrar y conocer otras historias. Es una ayuda muy importante, una iniciativa que se valora pero mucho.

¡¡Gracias!!

"Sin palabras"

Un estudioso, es más, un profesor de la prestigiosa Universidad de Harvard, el Dr. Steven C. Schlozman de la escuela de Medicina, no duda de que pueda darse en algun momento un Apocalipsis Z.
Enlace: http://trabucle.com/profesor-de-harvard-un-apocalipsis-zombie-podria-ser-posible/